Quizás esta vez no es la lectura
de algún excelente artículo, ni alguna reflexión atendida, ni tan siquiera la
necesidad de escribir sobre algún acontecimiento vivido. Esta vez, he
necesitado recurrir al papel y comenzar a escribir, a dialogar casi de forma
impulsiva con mi propio yo para aliviar este irrefrenable impulso que deriva de
la contradicción que me invade y donde, lo que vive y siente mi interior, no
puede permitirse traspasar las fronteras que los límites de mi propia piel me
imponen.
Últimamente, experimento con
demasiada frecuencia este tipo de impulsivas sensaciones, como si se tratara
del acecho de un desconocido peligro. A veces tengo la impresión de estar
acercándome a alguno de mis límites, a alguna de mis preestablecidas fronteras.
A esos espacios dónde recuerdo no haber estado nunca antes, esos espacios
previos a las reacciones sorprendentes e inesperadas.
Aún no he sido capaz de
reconocerlo, pero empiezo a presuponer que este acercamiento acabará generando
una especie de explosión, de crecimiento y apertura hacia un nuevo periodo,
hacia un desconocido proceso de cambio personal, incluso ahora, cuando imaginaba
el camino ya recorrido.
Quizás sea esto lo que se espera
de mí. Quizás sea lo que yo misma deseo de mí. Sea como sea, reconozco estar
cuando menos, expectante; e incluso nerviosa ante todo aquello que venga a
re-mover mi ordenada existencia.
(a alguien que ha conseguido que descubra
algo más de mi..)