Creo que se me está empezando a
notar demasiado. Pero es que ya casi ni me esfuerzo en disimular lo que yo
llamo mis debilidades. Y es que a
estas alturas, la verdad no me apetece nada tener que justificarme cada vez que
expreso cuánto me apasiona algo en la vida.
Después de esto, declaro abierta
y directamente mi amor por Javier
Marías, entiéndanme, por sus novelas y sobre todo por sus críticos y reflexivos
escritos. El último, una fantástica entrevista de Manrique Sabogal sobre su
última novela, Así empieza lo malo, (El Pais, 14 sept 2014). La entrevista nos
muestra a un escritor muy cercano a las diferentes formas de representación del
amor; algo que por fortuna traslada a la mayoría de sus novelas permitiéndonos
disfrutar y aprender con cada uno de sus personajes.
Quizás lo más destacable sea la
parte en la que habla del momento del enamoramiento como un momento marcado por
una cierta obligación, por un cierto grado de forzamiento de quien toma la
iniciativa. El autor considera algo extraordinario que dos personas, de forma
simultánea, correspondan su amor en la misma medida. Y aunque llegase
remotamente a ocurrir, no cree probable que por ello haya de durar toda la vida.
Vuelvo a esta muy de acuerdo con
sus palabras.
No es que pretenda recurrir a mi yo
más pesimista y racional, pero no puedo ocultar la inmediatez que deriva de deducir
que, en la mayor parte de la ocasiones, la vida es previsible (el amor también).
Que las casualidades son solo eso, momentos esporádicos necesarios para aportar algo de
energía a la vida. Tarde o temprano, todo se torna del mismo color. Los instantes
iniciales de enamoramiento tratan de cegarnos esta evidencia ofreciéndonos un
amplio abanico de fantásticas y teatrales opciones entre las que elegir. Todas estas
opciones comparten el mismo previsible
final feliz que anhelamos obtener. Se transforman en esa ilusionante historia
que deseamos vivir a toda costa, aun a sabiendas que la probabilidad de que las
cosas se sucedan tal y como pensamos, tal y como deseamos, es remotamente
escasa.
De la aceptación dependerá
nuestra felicidad.
[...]
ResponderEliminarTe deseo por fin que, siendo hombre,
Tengas una buena mujer, y que siendo
Mujer, tengas un buen hombre,
Mañana y al día siguiente, y que cuando
Estén exhaustos y sonrientes,
Hablen sobre amor para RECOMENZAR.
[...]
Victor Hugo, fragmento del poema "Te deseo"