Todo comenzó una tranquila
sobrecena, en la que como viene siendo habitual en mí, me predispuse a atender
a uno de esos debates de La dos, a
los cuales admito estar profundamente enganchada. En ellos, personajes de todos
los ámbitos artísticos y culturales y sobre todo filósofos, dialogan con
verdadera genialidad sobre cualquier apasionante tema.
Recuerdo cómo entre tanto
pensamiento y tanta conversación a cuál más interesante, conseguí apropiarme de
la reflexión que hacía Joan Carles Melich¹, sobre una frase de George Steiner²,
“…Quien haya leído La metamorfosis de
Kafka y pueda mirarse impávido al espejo será capaz, técnicamente, de leer la
letra impresa, pero es un analfabeto en el único sentido que cuenta..”. Sobre
ella, el profesor afirmaba con vehemencia que nadie debería volver a ser el
mismo después de enfrentarse a dicha obra. Aquella frase se convirtió en
todo un ejercicio de provocación, de sutil forma de tentar mi lado más osado y
a la vez curioso.
Al día siguiente, y como esas
adolescentes que esperan alocadas ser las primeras en acceder al concierto de
sus ídolos, ya estaba plantada delante del mostrador de la mejor de las
librerías, o al menos la que yo consideré en ese momento que no me defraudaría
y dispondría en el acto del tan valioso y ansiado ejemplar. Mi inconsciente y desmesurado
interés por su lectura se acentuó más si cabe cuando el dependiente, tras mi solicitud,
y mientras lo buscaba entre las estanterías desbordadas de curiosidades e historias,
ilustró mi espera con una de esas preguntas tan insospechadas como
sorprendentes, con la cual mostraba su interés por el motivo que me había impulsado
a desear leer a Kafka.
Aún recuerdo ese momento como si
ambos, de repente, nos hubiéramos traslado a aquella atractiva mesa de
discusión y debate. Como si ya desde antes de su lectura, el libro me incitara
a la reflexión de la forma más explícita posible. Como si el ansia y la
curiosidad iniciales, comenzaran a obtener los primeros frutos y un impulso
irrefrenable me atrajera hacia su lectura más íntima.
Desde el principio todo pareció tornarse mágico, como si el fantástico mundo de Kafka hubiera empezado a envolverlo todo desde aquel preciso momento. El proceso de lectura no me defraudó. Se tornó tan breve como intenso. Tan sorprendente, como su atípico final, el cual no adelanto no solo para seguir alimentando la curiosidad por su lectura, sino porque estoy convencida de que hay tantas lecturas diferentes como lectores decidan enfrentarse a él.
Quizás, y desde mi experiencia
personal, uno no vuelva a ser el mismo, es algo que aún desconozco. Lo que sí he
concluido es que ayuda a encontrarnos con nuestro propio yo, con nuestra propia
identidad y nuestro papel en la vida.
A cuestionarnos si estamos siendo lo suficientemente egoístas como para alimentar nuestros pensamientos únicamente con
todo aquello que nos impulsa a avanzar y a crecer. A reflexionar sobre si poseemos
la voluntad suficiente como para alejarnos de todo aquello que nos resta
energía, que nos contamina de negatividad y derrotismo.
Con más frecuencia deberíamos detenernos a pensar y reflexionar sobre qué es lo que conforma nuestra individualidad, sobre todo aquello que nos hace únicos y especiales, y por encima de todo, valorar la fortuna que encontramos en todo ello.
(1)
Profesor de filosofía de la Universidad
Autónoma de Barcelona
(2)
Escritor, profesor y teórico de la literatura, Paris 1929.
FASCINADA, COMO SIEMPRE, NO SOLO POR TU NUEVA APORTACIÓN… FASCINADA POR TU DIALÉCTICA, POR TU LUCIDEZ, POR TU ENTEREZA… FASCINADA POR TU SENTIDO COMÚN, ESE QUE TANTO FALTA, FASCINADA POR DESCUBRIR, UNA VEZ MÁS, LA CONEXIÓN Y SU PRESENCIA.
ResponderEliminarSER EGOISTAS, COMO NORMA CONVENCIONAL ENSEÑADA, NOS ADVERTÍA DE ESA INCLINACIÓN DEL SER HUMANO POR NO COMPARTIR CON LOS DEMÁS, NO TENDER UNA MANO AL PRÓJIMO, NO HACER, O NO INTENTAR HACER, EN DEFINITIVA, ALGO MÁS FELICES A LOS QUE NOS RODEAN.
BIENAVENTURADOS AQUELLOS QUE SIEMPRE PUEDEN VER MAS ALLÁ.
NO EXISTE MAYOR Y VALIOSA APORTACIÓN A LOS DEMÁS CUANDO NO SOLO DESTINAMOS GENEROSIDAD HACIA ELLOS, SINO QUE PARALELAMENTE LO LLEVAMOS A EFECTO CON NOSOTROS MISMOS. APRECIAR LA GENEROSIDAD PARA TODOS IMPLICA TAMBIÉN GENEROSIDAD PARA UNO MISMO. TODOS SON “TODOS”, INCLUSIVE “YO”.
¿REALMENTE PENSAMOS QUE DANDO LO MEJOR A LOS DEMÁS Y RENUNCIANDO A LO MEJOR PARA NOSOTROS MISMOS ESTAMOS COMPENSANDO A LO SUMO A ESAS PERSONAS?
RAZONEMOS HACIENDO USO DE LAS MATEMÁTICAS…
A MAYOR PROPORCIÓN DE ESTABILIDAD EMOCIONAL Y ESTADO DE FELICIDAD INDIVIDUAL, MAYOR CALIDAD Y CANTIDAD DE ESA APORTACIÓN A LOS DEMÁS; LLAMEMOS PUES “X” AL CONTENIDO DE ESTA PROPORCIÓN.
PROBLEMA 1:
TENGO 0,000001 de “X”, Y DOY TODO LO QUE TENGO, DARÉ…
RESPUESTA 1:
0,000001 de “X”
PROBLEMA 2:
TENGO 99,99999 de “X”, Y DOY TODO LO QUE TENGO, DARÉ…
RESPUESTA 2:
99,99999 de “X”
…¿VOY BIEN AMIGA?
NOS SORPRENDERÍAMOS DE CUÁNTO MÁS PODRÍAMOS OFRECER, ENRIQUECER, CALMAR, ILUMINAR… A LOS DEMÁS, SI NOS MIMARAMOS MÁS, SI NOS CUIDÁRAMOS MÁS, SI PENSÁRAMOS ALGO MÁS EN NOSOTROS MISMOS, SI HICIERAMOS VALER MÁS NUESTRA AUSTOESTIMA, SI CONSIGUIERAMOS, AL MENOS A RATOS, CONSEGUIR SER DIGNAMENTE EGOISTAS.
SOY EGOISTA, NECESITO DESARROLLAR MI INDIVIDUALIDAD; QUIERO CRECER, QUIERO APRENDER, QUIERO SER CADA DÍA MEJOR PERSONA, QUIERO DAR LO MEJOR DE MÍ A ESTE MUNDO, SI PARA ELLO, NECESITO REBELARME PARA RECLAMAR Y DETERMINAR, AL MENOS UN TROZO DE MI ESPACIO Y DE MI TIEMPO, QUE ME PERTENECEN, LO HARÉ.