Ya no me debería de extrañar
cómo con cierta frecuencia, busco detenerme a reflexionar sobre los beneficios
de trabajar nuestras habilidades emocionales como la mejor manera de alcanzar
una vida equilibrada donde poder encontrar y valorar, la felicidad que reside
en las pequeñas cosas.
En esta ocasión, deseo pararme a
reflexionar acerca del importante papel que el autocontrol ejerce sobre
nuestras vidas, sobre nuestro día a día, y nuestra capacidad de elegir en cada
momento una respuesta emocionalmente acertada. Sobre cómo de esta respuesta
dependerá indudablemente nuestra sensación de fracaso, de frustración, e incluso
de sorprendente y afortunado éxito.
Puede parecer a priori
contradictorio, pero es innegable que solo a través del dominio de nuestros
propios pensamientos y comportamientos, logramos sentirnos verdaderamente
libres y emocionalmente fuertes. Solo cuando conseguimos pensar y actuar
sobrellevados únicamente por nuestra propia conciencia, siendo consecuentes con
lo que verdaderamente deseamos, sin que nada ni nadie consiga contaminar todo
aquello que somos, es cuando conseguiremos vivir con intensidad, en plenitud, y
alcanzando todos esos innumerables momentos de felicidad que la vida nos ofrece
afortunadamente cada día.
Admito que pocas cosas me han
generado un mayor “beneficio” personal que cuando he conseguido decidir y
actuar con libertad. Con pocas cosas he logrado crecer tanto emocionalmente como
cuando, a pesar de hacerlo a contra corriente, he podido defender y así alcanzar
todo aquello en lo que firmemente he confiado mis deseos, aquello a dónde he
soñado llegar, quién en todo momento he osado ser.
A pesar de mi empeño, reconozco
que aún quedan ocasionales momentos en los que algo me hace perder momentáneamente el control de mi comportamiento.
Es entonces cuando parece que el camino recorrido se difumina bajo mis pies.
Como si de repente, me hubiera convertido en la persona que jamás he deseado
ser. Como si las circunstancias me obligaran a decir lo que no pienso, a mirar
como no sé hacerlo y a sentir como jamás deseé.
Ojala pronto formen parte solo
del pasado..
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