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jueves, 4 de febrero de 2016

Ser paciente (II)

Hace unos días y tal vez movida por mi reciente curiosidad hacia todo lo relacionado con la paciencia y el sosiego, leí un par de artículos que versaban sobre este tema (1). Tras leerlos me pareció que quizás el interés por cultivar estos valores está empezando a adquirir un interesante papel en el camino hacia la felicidad, sobre todo en estos tiempos donde todo se vuelve fugaz y repentino, donde lo efímero parece inundar todo lo que nos rodea.  

A veces basta con mirar un poco atrás para darnos cuenta que todo aquello que hemos conseguido a lo largo de nuestra vida está indudablemente relacionado con nuestra mayor o menor capacidad de esfuerzo y constancia, de espera hasta conseguir el objetivo soñado, justo lo que nos ha aportado una mayor felicidad.

Y es que la paciencia podría considerarse una de esas imprescindibles virtudes que todos deberíamos trabajar, esa ventana a través de la cual respirar aire fresco cada mañana y sentirnos verdaderamente libres. No debemos entenderla como una carga, como algo que nos empuje a la desesperanza por no llegar a conseguir con inmediatez aquello que ansiamos. Nunca nos deberíamos sentir cansados de esperar, pues todo lo que nos merecerá la pena requiere del valor de nuestra paciencia, de la mayor de nuestras ilusiones y una actitud fiel y entregada.

Es precisamente ese momento de espera el que nos enriquece y nos permite descubrir nuevas capacidades, el que alimenta nuestro amor propio y refuerza nuestra autoestima. El que aumenta nuestros valores y nuestro compromiso personal hacia la consecución de nuestras metas.

Únicamente desde la paciencia lograremos entender, y así aceptar, la improbabilidad de la vida, la casualidad, la constante incertidumbre que acompañará siempre nuestros sueños. Sólo desde el sosiego conseguiremos tolerar el sentimiento de frustración que a veces nos inunda cuando el éxito no recompensa nuestro esfuerzo. Esto no significará que nos rindamos, sino entender que siempre tendremos la posibilidad de invertir todo nuestro esfuerzo en cambiar aquello que no nos gusta y que es justo lo que nos impide sentirnos libres..


(1). “El secreto del éxito está en saber esperar la recompensa”
      “Para conseguir nuestros sueños la paciencia nos puede ayudar”.