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jueves, 26 de septiembre de 2013

Me niego..

Muchos entenderán que quizás no sea el momento idóneo para hablar sobre las virtudes y los beneficios que conlleva poder ejercer una profesión que sin más, te haga feliz…

Prefiero unirme a los que defienden que es precisamente en estos momentos críticos, cuándo de una forma más concienzuda hay que intentar alentar nuestro lado más positivo y creativo, cuando más firmemente hay que poner el corazón y la ilusión en todo lo que hacemos..

Es cierto que tengo la inmensa fortuna, como así lo admito cada vez que tengo la oportunidad, de poder ejercer la profesión que desde muy pequeña me ha apasionado, la arquitectura. Lo que también es cierto es que precisamente esta profesión quizás sea una de las que se encuentre en uno de sus periodos más difíciles de los últimos tiempos.. Algunos afirman que nada volverá a ser como antes, la manipulación y especulación que de forma tan abusiva se ha ejercido sobre el sector han desviado el camino hacia un punto final, tal vez de no retorno…

Pero insisto, me niego a dejarme llevar por el decaimiento, por la desgana que produce ojear hoy en día la prensa, por la indignación que despierta atender a cualquiera de las infinitas conversaciones matutinas llenas de pesimismo y lo que es peor, carentes de esperanza…

Prefiero aferrarme a la fortuna que encuentro en mi día a día, en lo que hago, en esos pequeños proyectos (o grandes...da igual), en la creatividad que me invitan a desarrollar, en la pasión creciente con la que me contagian, en esa voluntad que despierta mi esfuerzo por intentar conseguir finalmente las cosas con las que sueño…


…porque si dedicamos toda nuestra ilusión y todo nuestro amor a lo que hacemos, sea lo que sea, el resultado obtenido indefectiblemente mejorará lo esperado…



viernes, 20 de septiembre de 2013

Compartir y vivir..


Ayer en una de las agradecidas y esperadas intervenciones de Eduardo Punset, al cual sigo con un desmesurado interés desde hace ya algún tiempo, extraje una de sus maravillosas frases, bueno, más bien un consejo como él mismo lo denominó… “...mejor un amigo que un fármaco…”

Esta frase me hizo recordar el verdadero Poder que tienen las relaciones sociales y los amigos en nuestra vida, en nuestra felicidad... Esa generosa influencia que ejercen sobre nosotros, sobre la toma de decisiones y sobre la actitud con la que enfocamos nuestro día a día…

Me cuesta entender que se pueda vivir sin querer necesitar a los demás… A veces pienso que la gente que defiende vivir una vida “en soledad” o de una forma más independiente y alejada del resto quizás sea porque se imaginan incapaces de cambiar su realidad, de luchar por conseguir modificar sus conductas, no lo ven posible y en consecuencia no lo creen necesario. Justifican y defienden ese otro tipo de vida como buena, como sana, como normal, como válida guiados por una especie de “falsa comodidad”, de falta de ganas por intentar cambiar sin evitar caer en el “yo soy así”… como aquellos fumadores que se pasan toda la vida intentando convencerte de que fumar no es del todo malo…

Lo sé porque yo, lamentablemente, también lo he creído así durante demasiado tiempo en mi vida…

Supongo que como ocurre a menudo, uno solo está totalmente convencido de algo cuando llega a experimentarlo realmente, cuando llega a sentir hasta ser consciente, lo extraordinario que es tener una vida completa y vivirla intensamente compartiéndola con los demás…

Realmente a día de hoy, no veo esto posible sin las relaciones sociales, sin los amigos..No veo posible alcanzar la felicidad cuando precisamente la mayor felicidad reside en el amor que damos y compartimos con los demás, cuando mantengo que con solo relacionarte con la gente de tu entorno consigues alejar todos esos pensamientos negativos que parecen que traemos tristemente de serie, cuando una misma situación puede vivirse de forma infinitamente más positiva y enriquecedora si la compartimos con los demás, cuanto basta una llamada, una sonrisa, una mirada, un compartir algo con alguien…, para que salga el sol en la más invernal de tus mañanas…

Sé que es así, estoy convencida, porque cuando a veces me sigo obcecando en creer lo contrario, mi vida se vuelve tan gris que no encuentro otra justificación a mi infelicidad que la que deriva de mi propio alejamiento


(a ti, mi gran amiga...)








miércoles, 18 de septiembre de 2013

Luz de agosto..

Es esta novela la que distrae últimamente mis anocheceres… y sí, lo reconozco, no he podido esperar a su fin para hablar de ella, de cuánto y de qué sorprendente manera me está fascinando…!!

Lo más increíble, que esta vez y como algo poco habitual, no es la tremenda historia que narra de una vida azotada y desgarradora la que me tiene absorta en su lectura, sino que es la genialidad con la que el autor (hasta ahora desconocido para mi) expone esa historia, lo que me tiene profundamente cautivada…

Cada página la novela se va volviendo más densa, más oscura.., llegaría incluso a pensar que se va tornando a ratos incomprensible para mí…Pero esto carece de importancia, basta con recrearse en la riqueza de sus palabras, en la elegancia de su narrativa para disfrutar de un momento de lectura verdaderamente apasionante… Me fascina la inquietud y admiración que consigue generar en el lector. No me había ocurrido nunca antes. Su lectura me está haciendo disfrutar de la misma forma que se disfruta de un paseo por las salas de Velázquez, donde realmente el “motivo” de sus pinturas se traduce lo más irrelevante, donde lo que nos detiene indiscutiblemente ante ellas es el magnánimo dominio de la técnica como origen de expresión artística…

Supongo que ocurre como en la mayoría de las obras respetables, las cuales consiguen destacarse precisamente a través de remover de una u otra forma la sensibilidad del individuo. Algunas por definirse desde la completa y más absoluta subjetividad y otras, como entiendo en este caso, por la forma en que utilizan el lenguaje (técnica) para narrar sus  historias…

Sirvan estas palabras para expresar mi firme admiración ante los que permiten convertir su genialidad en nuestros momentos de placer… 



lunes, 2 de septiembre de 2013

Mi camino..

Últimamente he estado observando como casi siempre que alguien me pregunta “…qué tal estás…?” siempre suelo contestar con un escueto: “ bien, como siempre…” y un leve movimiento de hombros…

En estos largos días de mi especial verano,  he estado pensando sobre qué es lo  que me lleva a contestar invariablemente así y de forma al menos tan “aparentemente” segura, cuando la verdad es que he tenido y sigo teniendo algunos días malos, (o tal vez  regulares…), cuando hay días en los que parece que no consigo avanzar en mi camino, que no consigo desprenderme del pasado…cuando siento de forma tan profunda la impasible soledad, cuando los recuerdos me muestran su hiriente insistencia… cuando incluso mi entorno, consigue a apreciar y sentir mi espontáneo decaimiento que desemboca indefectiblemente, en una desconcertante,  contagiosa e  insoportable irritabilidad…

Creo que es porque, a pesar de todo, hay algo que me impide autocompadecerme, que me impide mostrarme vulnerable, que me hace esforzarme y trabajar siempre por mantener aquello que yo espero de mí…Es como si luchara por no defraudarme a mí misma, por no caer en todas aquellas cosas que veo negativas, que no me gustan y que sé  que me alejarían rápidamente del camino que define mi vida, el que he elegido, el que me lleva a ser lo que me gusta y por lo que he luchado y sigo haciéndolo siempre de forma tan peculiarmente fiel…Ese autoorgullo, como ya lo definí una vez,  que me permite conservar esa imagen que creo fuerte y constante a la que le debo todo lo que soy…aún más en los malos momentos cuando el camino se vuelve complicado..

Lo que desconozco es si esto es realmente positivo para mí, si esto muestra la certeza del camino elegido, o bien estoy totalmente equivocada…

Es cierto que mis días están ahora llenos de situaciones, pensamientos y actitudes que no hacen más que afianzarme en todo lo que hay de positivo en el cambio experimentado en los últimos tiempos. Cada segundo ilustra lo que es ahora mi vida…cómo ha cambiado la relación con mi familia, con los amigos, en el trabajo…. toda mi vida es ahora singularmente diferente. Se ha colmado de cualidades desconocidas y capacidades totalmente nuevas. Cómo he conseguido vencer mi peculiar pereza para permitirme participar muchísimo más de mis amigos, las veces que he modificado mi negativa y predefinida opinión de los demás por una visión mucho más positiva de ellos…, cuántas veces me he parado, para tomar conciencia de lo maravilloso que es el desempeño de mi profesión y disfrutar cada segundo de todo lo que hago… cuántas he aparcado el rencor para, desde el propio control de mis emociones, poder dar la respuesta más positiva, más inteligente para mí...

Pero ahora que todo esto guía mi vida, ahora que me acerco más que nunca a la definición teórica que siempre nos enseñan de una personalidad saludable, (mi vida es psicológicamente estable, socialmente equilibrada y personalmente completa),  por qué sigo pensando y sintiendo que aún me queda mucho camino por recorrer…?

Sí, ya lo sé: lo mejor está siempre por llegar... yo también lo creo…

Sentirse feliz..


Desde que recientemente he tenido la oportunidad de leer varios artículos relacionados con la felicidad, pensé en compartir aquí unos de mis últimos ejercicios de reflexión, el cual creo está muy relacionado con la manera, casi exclusiva, de conseguir la felicidad a través del voluntario cambio personal...

"...Han pasado muchos días, demasiados...Y este paréntesis ha sido como recorrer, desde la soledad, una larga travesía de reflexión y autoanálisis interior. Seguramente necesitaba este momento, seguramente necesitaba observar mi presente, reconocer mi “nueva vida”, mi nuevo “yo”, esa nueva montaña donde ahora me sitúo y desde la que veo la vida de una forma tan diferente...! Una posición extraordinariamente privilegiada, llena de virtudes y capacidades nuevas desde la cual, poder ser verdaderamente consciente del tremendo cambio experimentado en los últimos años...

Se que esta nueva posición no me protege ni me exime, en ningún momento, de las experiencias más o menos dolorosas por las que he tenido, tengo y seguramente tendré que caminar a lo largo de mi vida... se que siguen estando ahí, y otras llegarán, pero ahora veo que todo es diferente... lo sé porque soy yo la que soy diferente..
Nunca negaré que hay días donde creo no tener fuerzas suficientes, donde el trabajo de lucha por apartar esos pensamientos negativos que apuntalan sólidamente los recuerdos, es realmente agotador, extenuante, me suponen un desorbitado desgaste emocional y mental... Pero ahora sé que solo hay un camino, se que solo desde mi actitud, desde ese mayor conocimiento de mi propio yo en el que ahora me encuentro utilizando mis propios recursos, puedo conseguir superar estos momentos...

Hasta ahora, es como si hubiera estado viviendo desde la ignorancia más absoluta en materia de comportamientos y actitudes emocionales. Desconocía tantas cosas..., de las relaciones sociales, de los lazos familiares, de la amistad, de mí... Desconocía que existe otra manera de vivir, de ser, de afrontar la vida, de relacionarme con los demás... una manera que creo mucho más inteligente, muchísimo más positiva y enriquecedora, en definitiva, una manera mucho más verdadera de ser feliz y de hacer feliz a los demás... 

Lo realmente mágico es que, ha sido precisamente la experiencia más traumática que hasta ahora he tenido que recorrer, la que me ha dado a su vez la posibilidad de experimentar este afortunado y positivo cambio en mí. Sólo desde la soledad y el dolor experimentado, desde ese fondo al que pareces haber caído para siempre, he podido conseguir saltar a este otro lugar, un lugar donde tu actitud ante la vida toma el papel protagonista, donde solo tú decides cómo quieres sentirte, donde tu felicidad sólo depende de ti... A veces me he preguntado, qué hubiera ocurrido si mi vida no hubiera nunca dejado de ser tan lineal y superficialmente feliz como yo creía que era… La respuesta, se que pronto me llevará a la afirmación más firme y convencida de sentirme agradecida por haber pasado por una experiencia tan negativa y dolorosa...”

Aún así, no es fácil tampoco “vivir” aquí... No todo el mundo, entiende este nuevo lenguaje que ahora “hablo”, no todo el mundo distingue y valora los nuevos “colores” con los que ahora pinto mi vida... La mayoría, muestran la mayor de las incredulidades, ni siquiera se permiten la duda sobre la realidad de la transformación personal. La verdad es que creo que siempre seguiré sintiendo ese halo de soledad del que no podré desprenderme jamás, pero al menos ahora es diferente, ahora soy yo la que elige cómo quiero definir y valorar esa soledad...

A veces sueño con el futuro, me ilusiono fácilmente con lo que aún me queda por vivir, me emociona pensar convencidamente que lo mejor de mi vida está aún por llegar... sé que es así, porque aunque vengan los mismos días, las mismas gentes, las mismas situaciones, los mismos problemas e incluso peores... yo ya los veré diferentes, yo haré que sean más bonitos, más positivos y sé que me harán más felices... por eso sé que cada día que amanece puedo conseguir que sea muy especial para mí, a pesar de todo lo que pueda ocurrir..."


Inmunes..

Si algo he aprendido de la última experiencia negativa que me ha tocado vivir, es que nunca somos inmunes en la vida… 

Todos somos susceptibles de que en cualquier momento nos pueda suceder cualquier cosa, desde la más horrible o la más increiblemente maravillosa;  lo que ocurre, es que las maravillosas (que son las que predominan siempre aunque no siempre lo veamos), las presuponemos como lógicas en nuestra vida, mientras que las horribles, las definimos frecuentemente como “injustas”.

Recuerdo que hace poco leí un artículo sobre el atentado de las torres gemelas. En él, un reconocido psicólogo exponía cómo lo que más les estaba costando superar a las víctimas, no era el hecho puntual que vivieron el día de la tragedia (los muertos, el pánico del momento, el caos...), sino que a partir de ese momento, su concepto de vida cambiaría, se dieron cuenta que habían perdido para siempre la inmunidad de la que creían gozar. Ahora tendrían que volver a aprender a vivir desde esta nueva visión… Difícil tarea…


La rehabilitación de "edificios"..

Hace algunos años, casi por azar, tuve la oportunidad de colaborar en la rehabilitación de un singular edificio del casco histórico de una bellísima ciudad…

Aquella vez al igual que ahora, tuve la sensación de que, únicamente a través de nuestra intervención, ese edificio volvería a renacer, volvería a estar dotado no solo de aquello imprescindible para albergar una función, sino que incluso con su rehabilitación, podríamos darle cualidades que de otra forma nunca hubiera tenido y, sin las cuales, nunca hubiera llegado a ser el fantástico edificio que es en la actualidad.

Supongo que cuento todo esto porque, sí, lo admito, siempre es recurrente para mí imaginar en este “mi mundo material” la explicación de todo aquello que siento…

Quizás porque yo misma me identifico con uno uno de esos edificios. Casi por azar, o realmente sin importar demasiado el motivo, (alguien me dijo una vez que eso es siempre lo de menos…), acabamos dentro de un proceso de rehabilitación total, como la única forma de conseguir volver a renacer, de conseguir llenarnos de todo aquello que necesitábamos, de todo aquello imprescindible para ser unas personas completas y vivir una vida plena…!

Qué ocurre cuando, (es cierto), realmente conseguimos renacer de esta forma plena, cuando salimos de ese proceso lleno de virtudes, “psicológicamente” completos? Qué ocurre cuando volvemos de una “forma diferente” al mismo entorno incompleto del que salimos? Cómo encajar?

Seguramente todos  hemos visto muchas veces alguno de esos edificios recién rehabilitados. A primera vista es como si  distorsionaran la visión del lugar donde se encuentran. Parecen tan “nuevos”, tan “diferentes”, en un entorno tan “antiguo”, que hacen que los edificios de su alrededor parezcan aún peores, más viejos, más deteriorados…

Pero, la realidad es que resulta imposible rehabilitar TODOS los edificios de las ciudades!!!

Qué hacemos…?