En estos largos
días de mi especial verano, he estado pensando sobre qué es lo que
me lleva a contestar invariablemente así y de forma al menos tan
“aparentemente” segura, cuando la verdad es que he tenido y sigo teniendo
algunos días malos, (o tal vez regulares…), cuando hay días en los que
parece que no consigo avanzar en mi camino, que no consigo desprenderme del
pasado…cuando siento de forma tan profunda la impasible soledad, cuando los
recuerdos me muestran su hiriente insistencia… cuando incluso mi entorno,
consigue a apreciar y sentir mi espontáneo decaimiento que desemboca
indefectiblemente, en una desconcertante, contagiosa e insoportable
irritabilidad…
Creo que es
porque, a pesar de todo, hay algo que me impide autocompadecerme, que me impide
mostrarme vulnerable, que me hace esforzarme y trabajar siempre por mantener
aquello que yo espero de mí…Es como si luchara por no defraudarme a mí
misma, por no caer en todas aquellas cosas que veo negativas, que no me gustan
y que sé que me alejarían rápidamente del camino que define mi vida, el
que he elegido, el que me lleva a ser lo que me gusta y por lo que he luchado y
sigo haciéndolo siempre de forma tan peculiarmente fiel…Ese autoorgullo,
como ya lo definí una vez, que me permite conservar esa imagen que creo
fuerte y constante a la que le debo todo lo que soy…aún más en los malos
momentos cuando el camino se vuelve complicado..
Lo que
desconozco es si esto es realmente positivo para mí, si esto muestra la certeza
del camino elegido, o bien estoy totalmente equivocada…
Es cierto que
mis días están ahora llenos de situaciones, pensamientos y actitudes que no
hacen más que afianzarme en todo lo que hay de positivo en el cambio
experimentado en los últimos tiempos. Cada segundo ilustra lo que es ahora mi
vida…cómo ha cambiado la relación con mi familia, con los amigos, en el
trabajo…. toda mi vida es ahora singularmente diferente. Se ha colmado de
cualidades desconocidas y capacidades totalmente nuevas. Cómo he conseguido
vencer mi peculiar pereza para permitirme participar muchísimo más de mis
amigos, las veces que he modificado mi negativa y predefinida opinión de los
demás por una visión mucho más positiva de ellos…, cuántas veces me he parado,
para tomar conciencia de lo maravilloso que es el desempeño de mi profesión y
disfrutar cada segundo de todo lo que hago… cuántas he aparcado el rencor para,
desde el propio control de mis emociones, poder dar la respuesta más positiva,
más inteligente para mí...
Pero ahora que
todo esto guía mi vida, ahora que me acerco más que nunca a la definición
teórica que siempre nos enseñan de una personalidad saludable, (mi vida
es psicológicamente estable, socialmente equilibrada y personalmente
completa), por qué sigo pensando y sintiendo que aún me queda mucho
camino por recorrer…?
SABIO ES EL QUE RECONOCE QUE AUN LE QUEDA CAMINO POR RECORRER, siempre hay algo más que hacer, algo más que aprender, algo más que crecer...empiezas a recorrer el camino dirección al horizonte de la utopía,... caminas,...avanzas...,y siempre se ve en el horizonte.
ResponderEliminarProbablemente, esa sea la utopía que a veces perseguimos, la de no dejar de recorrer nunca ese camino... bsos, Inma